Desarrollo
Según
lo descrito previamente, podemos llegar a la definición de iluminación teatral
como “el conjunto de dispositivos que se
instalan para producir ciertos efectos luminosos, tanto prácticos como
decorativos. (…)Una buena iluminación supone una correcta disposición de la
iluminación de los ángulos, iluminación posterior, frontal, lateral, y equilibrio
de colores” 2
Como podemos
apreciar, para lograr los efectos y ambientes adecuados se requiere de un
trabajo especializado y profesional. ¿Cómo se forman entonces en nuestro país
aquellos que aspiran a dedicarse al campo de diseño de luces e iluminación?
Aunque históricamente muchos
profesionales se instruyeron a partir del trabajo diario como técnicos; y de la observación y presencia en
espectáculos teatrales, la tendencia hoy
en día aspira a la educación y al estudio formal.
En lo que al ámbito universitario
respecta, se destaca el IUNA, con la carrera de grado de Diseño de Iluminación
de Espectáculos. Pero la UBA no se queda atrás, ya que en la carrera de Diseño
de Imagen y Sonido cuenta con una cátedra de Eli Sirlin, en la materia de
Diseño de Iluminación. Sobre Sirlin, cabe destacar que es arquitecta, docente,
profesora de grabado y dibujo, que ha trabajado profesionalmente iluminando en
teatro, ópera y danza y que además, se ha dedicado a escribir artículos y
libros instructivos como Herramientas de
la Luz, La iluminación escénica y
La luz en el teatro, manual de
iluminación.
Más tradicionalmente, el Teatro Colón
ofrece cursos en Escenotécnica e Iluminación y existen también Estudios de
Iluminación que dan capacitación en cuanto a la técnica y la innovación, como
ARS LUX.
Los seminarios son otra buena
posibilidad, y como tendencia, cada vez surge con más fuerza la implementación
del Congreso Argentino de Iluminación Escénica organizado por el Centro
Argentino de La Luz, organismo que promueve cursos intensivos y master classes
en diferentes puntos del país.
En este tipo de
eventos es que se hacen presentes los profesionales, las técnicas y los métodos
que circulan en el ámbito teatral argentino con más renombre. Dentro de ellos
se encuentran iluminadores como Gonzalo Córdova, Juan José Quaranta, Marcelo Cuervo, Fernando Segovia, Aníbal
Corrado, Ernesto Bechara y Jorge Pastorino, entre otros.
Especialistas de otras áreas técnicas
suelen incursionar también en este campo, como es el caso de Héctor Calmet, quien
habiendo empezando como escenógrafo se interesó en la iluminación para poder
lograr la óptima combinación de luz y decorado.
Por otro lado, operan paralelamente
las empresas de iluminación. Con éstas nos referimos a organizaciones como Quaranta
Group (de Juan José Quaranta) o Avolite (de Fernando Segovia) que ofrecen sus
servicios a productoras de espectáculos o eventos de forma particular. Estos
grupos además alquilan sus equipos profesionales para productores
independientes y participan en el mercado a través de la venta y soporte de
material técnico.
Hay otro tipo de empresas que influyen
y condicionan el trabajo de un diseñador de luces teatral. En este caso nos
referimos a las grandes productoras como T4f, por ejemplo, que realizan importaciones
de obras provenientes del mercado externo. Estas obras son respuestas en el
circuito nacional a través de una cesión, compra o autorización de uso de
derechos en la que generalmente se incluye un diseño de luces ya armado, que
debe cumplirse. Esta situación se da frecuentemente en géneros específicos como
la comedia musical; en el cual junto con los libretos y canciones se adjunta
una “biblia” de iluminación que debe ser respetada. Un ejemplo claro es el
musical de Disney, La Bella y La Bestia,
estrenado en el Teatro Ópera City; caso en
el cual el iluminador del teatro solo actuó como operador manejando la consola con
los quius grabados pero sin ninguna
posibilidad de creación o invención propia.
Bastante diferente es el panorama en
el circuito del teatro off, en el que
las limitaciones pasan por el lado técnico. Los iluminadores no cuentan con los
mismos recursos tecnológicos y sofisticados que poseen los teatros oficiales y
comerciales, ya que la disposición de las salas y la inversión es mucho menor.
Sin embargo, algunos profesionales ven esta experiencia como favorable y
nutritiva, ya que los obliga a hacer un diseño de igual calidad pero con menos
elementos, explotándose así su capacidad creativa.
Los iluminadores cobran por el diseño
de luces que hacen y muchas veces no están presentes en todas las funciones de
una obra, sino que una vez concluido el plan de diseño dejan el trabajo en
manos de un operador técnico. Esto quiere decir que los iluminadores participan
principalmente en la pre-producción de una obra, durante la cual dialogan con
escenógrafos, vestuaristas y directores para llegar a un acuerdo en lo estético
y lo expresivo. El momento culmine de su trabajo es la puesta de luces,
instancia final en la que se definen todos los quius
y cambios de luces que se efectuarán durante la obra. Una vez estrenada la
obra, el iluminador puede dejar su trabajo en manos de un operador y emprenderse
en un nuevo proyecto de diseño.
En cuanto a la asociación de estos
trabajadores, están amparados por la Unión de Técnicos de la República
Argentina, UTRA. Ésta se encarga de ofrecer charlas y convenciones para
informar a los asociados sobre riesgos y maneras de proceder en su accionar diario,
los provee de amparo y nuclea al momento de pedidos de aumento salarial o ley
de trabajo y hasta organiza cines debate donde se discuten bases de la
profesión.
En el caso particular de los
iluminadores, los ha respaldado en la búsqueda de la Ley de Habilitación y en
la instalación de estándares y normativas para una mayor seguridad eléctrica.
2 Teresa García Vicente. "A veces lo que llamamos sombra es la luz que no vemos" en http://www.redteatral.net/noticias-iluminaci-n-teatral-296
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